
Lectura fácil
España vive una situación crítica por la evolución de tres incendios forestales principales. Aunque los fuegos más graves se concentran en tres puntos clave como Ávila, Las Hurdes (Cáceres) y A Cañiza (Pontevedra), el panorama general evidencia decenas de focos activos en distintas comunidades del país.
En la comarca de Las Hurdes, el incendio declarado en Caminomorisco ha arrasado ya 2 775 hectáreas, con un perímetro estimado en 34,5 km y aproximadamente el 80 % del perímetro estabilizado. En el sur de Ávila, el fuego afecta a una franja cercana a El Arenal y Mombeltrán, con 2 200 ha quemadas, y aunque el perímetro ha sido estabilizado, aún no está controlado por completo. Por último, en A Cañiza (Pontevedra), el incendio ha consumido unas 300 hectáreas, el mayor registrado en Galicia este verano, y se mantiene activo bajo situación de emergencia nivel 2.
Evacuaciones, confinamientos y riesgo humano a causa de los incendios
En Las Hurdes, las llamas han obligado a evacuar a más de 200 personas de varias alquerías: Cambrón, Dehesilla, Huerta, Avellanar, Robledo, Mesegal y zonas periurbanas de Caminomorisco. No obstante, el retorno a sus hogares fue posible en gran medida una vez que la evolución del fuego mejoró.
En Ávila, los municipios de Mombeltrán y El Arenal permanecieron confinados debido a la proximidad de las llamas y la densidad de humo. El confinamiento fue levantado progresivamente tras estabilizar el perímetro. Lamentablemente, un bombero forestal falleció en un accidente de tráfico mientras se dirigía al fuego en Ávila, lo que añade otra dimensión trágica a la crisis.
En Pontevedra, las llamas surgieron de forma simultánea en cinco focos distintos, lo que dispara las sospechas de intencionalidad. El sistema de alerta ES‑Alert ha sido activado por primera vez en esta zona como medida preventiva.
Dispositivos de emergencia movilizados
La Unión Militar de Emergencias (UME), planes autonómicos como INFOEX e INFOCAT, y numerosos efectivos de bomberos, brigadas BRIF, ELIF, técnicos operativos, agentes medioambientales y Guardia Civil participan en la extinción de este verano infernal.
- En Las Hurdes intervienen más de 400 efectivos y se han consolidado líneas de contención especialmente en el flanco oeste y la zona de Avellanar.
- En Ávila el dispositivo supera el medio millar de trabajadores y hasta 200 medios terrestres y aéreos se han empleado para contener el fuego en terreno abrupto.
- En A Cañiza ha sido necesario declarar el nivel 2 de emergencia e intervenir con apoyo aéreo y terrestre significativo, incluyendo unidades de la UME.
Datos globales y tendencia general
Según el Sistema de Información de incendios forestales de la Comisión Europea (EFFIS), entre el 1 de enero y el 29 de julio de 2025 España ha visto arrasar 35 923 hectáreas, cifra que supone el 12,2 % del total de la Unión Europea en ese periodo.
A su vez, el Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO) reporta hasta el 20 de julio un total de 29 817 ha dañadas, cifra que representa un aumento del 5,6 % respecto a 2024, aunque sigue siendo un 45 % inferior a la media de la última década (54 208 ha).
Del total de 3 928 siniestros registrados, 2 705 fueron conatos (< 1 ha) y apenas once grandes incendios superaron las 500 ha afectadas.
Factores agravantes y contexto estructural
Este verano prolonga la tendencia de mega-incendios vinculados al cambio climático: olas de calor, baja humedad, vientos inestables, vegetación acumulada y abandono del medio rural generan condiciones propicias para fuegos destructivos. Muchos de ellos exhiben características propias de fuegos de quinta o sexta generación, con columnas de pirocúmulos y frontales múltiples que desafían las capacidades de los dispositivos actuales.
Un ejemplo paradigmático fue el incendio de Torrefeta (Lleida) a principios del mes de julio, que calcinó 5 577 ha, generó una columna de 14 000 metros de altura, provocó dos víctimas mortales y confinó a más de 20 000 personas entre once municipios, todo bajo un comportamiento de fuego prácticamente fuera de control.
Las organizaciones como WWF alertan de que, aunque el número de incendios ha bajado un 35 % entre 2015 y 2024, la superficie afectada solo ha disminuido un 5 %, reflejo de fuegos cada vez más intensos y difíciles de extinguir. Señalan la necesidad de una gestión forestal articulada, prevención activa, fiscalidad verde y sanciones disuasorias.
Un verano de alarma creciente
Este calendario veraniego deja claros indicios de que España se enfrenta a una nueva realidad en materia de fuegos forestales. Aunque en muchos casos ha resultado posible estabilizar perímetros y levantar confinamientos, los datos globales muestran un escenario de mayor gravedad: hectáreas arrasadas, riesgo humano, evacuaciones, despliegues masivos y dificultades técnicas por condiciones extremas.
La respuesta operativa ha logrado contener algunos fuegos clave, pero el patrón del cambio climático se repite: incendios más fuertes, más rápidos y más inmanejables. El desafío que se presenta es doble: por un lado, contener los focos que arden hoy; por otro, replantear el modelo de prevención y gestión para mitigar lo que vendrá mañana.
Añadir nuevo comentario