Varios investigadores argentinos estudian cómo funciona el cerebro ante el sarcasmo

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03/07/2025 - 15:00
El sarcasmo y su relación con el cerebro

Lectura fácil

Un grupo de científicos argentinos estudió cómo el cerebro interpreta el sarcasmo, revelando que esta habilidad combina procesos lingüísticos, sociales y emocionales que se activan simultáneamente para comprender mensajes con doble sentido.

El cerebro y el sarcasmo: una compleja interacción

La comunicación humana no solo se basa en lo que se dice literalmente, sino también en la forma en que se dice y el contexto en el que ocurre. Uno de los fenómenos más interesantes en este sentido es el sarcasmo, un tipo de lenguaje indirecto que implica decir algo distinto, o incluso opuesto, a lo que se quiere expresar.

Recientemente, un equipo de científicos argentinos ha investigado cómo el cerebro procesa este tipo de mensajes, logrando avanzar en la comprensión de cómo lo lingüístico y lo social se combinan para interpretar el sarcasmo.

Imaginemos una situación común: un colectivo lleno de pasajeros viaja por la ciudad. De repente, el vehículo frena bruscamente y alguien exclama: “¡Qué bien se viaja!”. En este caso, nadie interpreta esa frase de forma literal, sino como una queja disfrazada de comentario irónico.

Lo más sorprendente es que esta interpretación se realiza en una fracción de segundo y de forma automática, lo que demuestra la complejidad y rapidez con la que nuestro cerebro procesa múltiples señales para entender la intención detrás del mensaje.

El estudio y todos sus métodos

El trabajo, publicado en la revista Brain Topography, fue realizado por investigadores de varias instituciones argentinas, entre ellas la Universidad Nacional Arturo Jauretche, la Universidad de Buenos Aires y la Universidad Austral.

A través de técnicas de neuroimagen, los científicos analizaron la actividad cerebral de personas hispanohablantes al escuchar frases con doble sentido, tanto en tono literal como sarcástico.

El experimento también incluyó diferentes frases acompañadas de imágenes, solo imágenes o solo texto. Esto permitió identificar qué regiones del cerebro se activan al interpretar la misma frase con distintas intenciones. Así, lograron mapear las áreas que participan en la decodificación del sarcasmo y diferenciarlas de aquellas que intervienen cuando se interpreta el mensaje de forma literal.

Las regiones cerebrales involucradas

Entre las zonas del cerebro que se activan destacan la corteza prefrontal medial, encargada de entender las intenciones ajenas; la unión temporoparietal, que ayuda a representar lo que piensan los demás; y la amígdala y la ínsula, vinculadas a las emociones y la empatía.

Además, áreas relacionadas con el lenguaje, como la corteza temporal superior y la circunvolución frontal inferior, contribuyen a contextualizar el significado de las palabras.

Estos hallazgos demuestran que interpretar situaciones sarcásticas no depende solo de entender palabras, sino de un proceso integral que involucra emociones, habilidades sociales y lenguaje, todo funcionando simultáneamente.

La teoría de la mente y el contexto

Para comprender el sarcasmo, no alcanza con analizar el lenguaje; es fundamental también “leer la mente” del otro, es decir, inferir qué piensa, siente o quiere comunicar realmente. Esta capacidad, conocida como teoría de la mente o mentalización, es la que permite detectar que el mensaje no debe tomarse literalmente y que, en cambio, hay un significado implícito.

Además, otros factores como el contexto donde no existen señales no verbales, como el tono de voz o la expresión facial, son claves para que el mensaje sea correctamente interpretado.

Este tipo de investigaciones tiene importantes aplicaciones prácticas. Por ejemplo, mejorar el procesamiento del lenguaje natural en inteligencia artificial, haciendo que las máquinas puedan entender mejor el sarcasmo y las emociones humanas.

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