DGT toma medidas para que las personas con discapacidad puedan conducir

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28/02/2024 - 11:01
Iván Díaz practica con el simulador de conducir del Hospital Nacional de Parapléjicos

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Las personas con discapacidad tienen muchas dificultades para obtener el permiso de conducir en España. Pero esta realidad puede cambiar en 2025, cuando la Dirección General de Tráfico (DGT) distribuirá varios dispositivos en distintos puntos del país que ayudarán a conocer las adaptaciones que necesita este sector de la población para poder coger el volante. Con esta iniciativa, personas tetrapléjicas y otras personas con discapacidad se moverán con un coche.

Una de las maneras de adaptarse más rápidamente a esta nueva vida pasa por ser independiente conduciendo un vehículo con adaptaciones muy variadas, desde un joystick a un guante electrónico, levas en el volante que permiten acelerar y frenar simulando el movimiento de los pies, rampas para acceder al coche…

Está previsto que estos dispositivos estén en centros dependientes del Imserso (Instituto de Mayores y Servicios Sociales) a partir del próximo año.

2025 puede ser el año para que conducir deje de ser una utopía para las personas con discapacidad grave

Miles de conductores con discapacidad consiguen tener el carné de conducir cada año en España. La DGT expidió el año pasado 6.993 permisos con códigos asociados que significan adaptaciones en vehículos, una cifra algo superior a la de 2022.

Sin embargo, existen lagunas para que estas personas puedan desarrollar esa capacidad. El Gobierno español, gracias a la DGT y en colaboración con el Imserso, intentará solventarlas para cumplir el sueño de volver a conducir.

“Hay un proyecto piloto que hemos trabajado con la Universidad Politécnica de Valencia porque ahora mismo, con una discapacidad física, muchas veces ni siquiera se tiene la certeza de volver a conducir o no”, comenta a Servimedia la subdirectora general de Formación y Educación Vial de la DGT, Montserrat Pérez.

Habitualmente, una persona con limitaciones motrices puede ir a una autoescuela para saber si tiene algún vehículo adaptado con el que conducir, algo que pocas tienen, o acudir a un centro de reconocimiento de conductores para que, a través de un examen psicotécnico, se evalúe qué adaptaciones necesita.

Pero existen dificultades según el lugar donde residan los potenciales conductores con discapacidad. El Hospital Nacional de Parapléjicos, el Instituto Guttmann (en Barcelona) y la Universidad Politécnica de Valencia ofrecen ahora esa posibilidad, y algunas empresas permiten adaptaciones de vehículos. Pero se trata de iniciativas privadas.

La iniciativa de la DGT es pionera en España y se asemeja a otra en Reino Unido. Según la subdirectora general de Formación y Educación Vial, desde la DGT trabajarán con el Imserso para que haya terapeutas ocupacionales que valoren al conductor.

La distribución de esos dispositivos por distintos puntos del territorio es “una vieja aspiración en España desde hace bastante tiempo para facilitar que personas con discapacidad que quieren conducir puedan conseguir realizar ese proceso de una forma más factible que hasta ahora”, resume Juan Dols, doctor ingeniero industrial e investigador en el Instituto de Diseño para la Fabricación y Producción Automatizada (IDF), perteneciente a la Universidad Politécnica de Valencia.

El IDF cuenta con un laboratorio en Valencia desde hace casi 20 años que funciona como un “centro extraoficial, pero reconocido por la Administración”, según Dols. Este centro ha recibido desde entonces a más de 100 personas con discapacidad.

“Hemos trabajado con la DGT y el Imserso hasta el punto de que los informes que hacemos nosotros, que no son oficiales, sirven para que las jefaturas provinciales de Tráfico emitan los suyos”, indica Dols.

El simulador de conducción del IDF dispone de ayuda técnica aumentada y reproduce diferentes escenarios de tráfico, como entornos urbanos, cambiar de carril, cómo coger una curva, salir de una rotonda, etc. Las pruebas suelen durar entre 30 y 60 minutos, aproximadamente, y cuestan 100 euros.

La prueba consiste en comprobar si el futuro conductor puede acceder al puesto de conducir hasta comprobar si es capaz de realizar todas las maniobras necesarias para manejar los mandos del vehículo con seguridad, así como la salida de este.

Un proyecto pionero que buscará solventar otros problemas derivados de la discapacidad para poder dotar a los usuarios de este derecho de libertad de movimiento

La DGT se basa en ese proyecto para su iniciativa de comprar dispositivos de evaluación de conductores con discapacidad. En principio, estos evaluadores estarán en centros de recuperación de personas con discapacidad física (CRMF) del Imserso, y contarán con un equipo multidisciplinar formado por médicos, terapeutas ocupacionales y técnicos, con una estructura administrativamente dependiente del Estado.

El objetivo es aumentar la cantidad de personas con discapacidad física grave que pueden conducir. “Por mi experiencia, entre un 15 y un 20 % de quienes quieren coger el volante, no pueden porque no tienen capacidad residual en brazos y piernas, o por razones personales”, añade Dols. Otra razón es el coste de un vehículo adaptado, de entre unos 30.000 hasta cerca de 100.000 euros si las adaptaciones son más complejas.

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