Así será la inminente revolución comercial y tecnológica que tras la Covid va a llegar a tiendas y supermercados

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10/08/2021 - 09:18
Chica con ordenador y móvil

Lectura fácil

La pandemia de coronavirus ha provocado grandísimos cambios en los hábitos de los consumidores tanto en España como en el resto del mundo. Una revolución Covid que se hace evidente en el auge del ecommerce o el incremento de pagos con tarjeta.

El Grupo TBWA España, uno de los primeros grupos de comunicación en el ranking de facturación, ha publicado su informe sobre el futuro del comercio minorista, en el que aborda los grandes cambios que se avecinan, y que afectarán a nuestra forma de pagar, a los supermercados, a las tiendas físicas, a las marcas blancas, a la segunda mano o al boom por lo ecológico y lo sostenible.

Adaptarse a la demanda cambiante de los clientes va a ser el objetivo de las empresas, y para ello la tecnológica va a jugar un rol importante en aportar las mejores y más avanzadas soluciones de mercado para ayudar al tejido empresarial a competir en el nuevo paradigma.

La revolución tecnológica, el gran salto del coronavirus

El año que hemos pasado confinados ha acelerado la transición hacia el consumo ecommerce, y lo que es más importante un cambio en los valores de cómo elegimos dónde compramos. Este punto de inflexión va a dar forma a esa nueva forma de comprar, más exigente, tanto en valores como en expectativas de servicio.

Del teletrabajo a la movilidad o el comercio electrónico, el mundo tecnológico se ha acelerado por la pandemia y, dicen los expertos, ya no hay vuelta atrás.

Los cambios que se predijeron para dentro de 10 años han ocurrido en seis semanas

La que podemos llamar, Cuarta Revolución Industrial en el mundo desarrollado, se ha dado gracias a la pandemia. Un acelerón que las empresas más punteras ni siquiera habían imaginado a principios de 2020.

Gracias a esta revolución hoy tecleamos en el ordenador con pijama, pagamos el pedido del supermercado desde el móvil y observamos cómo nuestros hijos aprenden en la misma pantalla en la que antes únicamente veían YouTube. En esa extraña frontera estamos, y ahí parece que nos vamos a quedar.

Muchas empresas han tenido que improvisar soluciones

Las tiendas muy pronto basarán su experiencia en algo que aporte valor frente a la compra digital, tendrán al cliente en el centro, y aprovecharán lo mejor de la tecnología, con lo mejor de la interacción física. Serán tiendas que tendrán además una fuerte conexión con su comunidad, tiendas que querremos tener cerca, no solo por la proximidad física, sino por la conexión emocional.

Se aprovechará la tecnología para que el comprador viva en primera persona los valores de la marca, con más opciones de personalización, de asesoramiento, con toda la información del producto y de la compañía.

Lo ecológico irá a más, nos va el futuro en ello, y así parece que va a ser. La autenticidad es el gran valor central que hará que crezcan las marcas, irá a más, querremos un marketing más íntegro, más verdadero, más consistente, con marcas que creen productos, establezcan promesas diferentes y compañías que sean valientes y hagan lo que dicen.

Hablando de movilidad, las ganas de hacer deporte, el temor al contagio y la búsqueda de alternativas al transporte público están reventando el mercado de bicicletas, que ya la reordenación del centro de las ciudades estaba estimulando. Fabricantes y vendedores vuelven a vivir días de gloria. Algunos han pasado del ERTE a no dar abasto.

La industria musical, por su parte, pretende resucitar tras la cuarentena con los conciertos online de pago. Es decir, se olvidan de la celebración de los grandes festivales para subirse al tren del streaming, que tan estupendos resultados les ha brindado a las plataformas de vídeo bajo demanda con el cine y las series.

Los museos han reabierto con limitaciones, bien pertrechados de gel hidroalcohólico y dejando abierta la ventanita de las visitas virtuales.

La investigación médica progresa igualmente. Los chatbots empiezan a incorporarse al sistema de salud de EE.UU. para hacer diagnósticos iniciales, en función de los síntomas identificados por los pacientes. Y los creadores de dispositivos electrónicos inteligentes o plataformas como Boost se plantean si el negocio va a seguir estando en una pulserita que mide los pasos.

La comodidad está online

Es más, en lugares como los supermercados tendremos más información sobre el origen de lo que compramos, la sostenibilidad o no de la compañía, a través de códigos QR o pantallas de información en las estanterías.

También toda una capa de experiencia digital adecuada a los diferentes perfiles de compradores, los que se quieren cuidar tendrán una capa donde lo más importante será la información nutricional, los que les guste cocinar no llegarán con lista de la compra, llegarán con sus platos. El supermercado te guiará, y te recordará tus comprar personalizadas, todo lo que ya puede ocurrir en el entorno digital, ocurrirá, aumentado en el entorno real.

Habrá tecnologías, las que verdaderamente nos hacen la vida más fácil, que se asimilen rápido porque son útiles

Pero también hace falta un cambio de mentalidad y una adaptación web. Ya somos trabajadores, consumidores y usuarios online. Ahora debemos exigir que se nos proteja como personas online y ser ciudadanos online y ser ciudadanos online con derechos online, donde todos podamos acceder a los mismos servicios.

¿Están todas las empresas preparadas para la revolución post Covid?

Es fundamental concienciarse de la desigualdad existente en el consumo de contenidos digitales. Romper las barreras digitales que encontramos en cualquier web es el primer paso para crear una sociedad más inclusiva y normalizada.

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