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El proyecto de cultivo de lúpulo en la localidad tarraconense de Prades se ha consolidado como una referencia de innovación agrícola en el Mediterráneo.
Impulsado por Damm, junto con el Ayuntamiento de Prades y la Cooperativa de Agricultores de la zona, esta iniciativa une ciencia, sostenibilidad y compromiso con el territorio. En vísperas de una nueva cosecha, la compañía prevé superar las 7 toneladas de producción, destinadas íntegramente al autoconsumo de la cervecera.
Origen y evolución del proyecto del lúpulo más sostenible
La historia de este singular proyecto se remonta a 2014, cuando se identificó la presencia de lúpulo silvestre en el entorno natural de Prades. Los estudios posteriores demostraron que las condiciones climáticas y geográficas eran comparables a las de las principales zonas productoras de esta planta trepadora en Alemania. A partir de estas conclusiones, Damm y las instituciones locales unieron fuerzas para implantar un cultivo estratégico que potenciara el desarrollo rural y los recursos de proximidad.
Desde la primera cosecha en 2017, la evolución del proyecto ha sido constante. En apenas tres años, la producción se duplicó, pasando de 3.100 kilos en 2019 a más de 6.000 kilos en 2020, lo que confirmó la viabilidad del lúpulo mediterráneo. En la actualidad, las 7 hectáreas cultivadas permiten alcanzar una previsión de más de 7.000 kilos recolectados esta campaña.
Damm mantiene un vínculo directo con los agricultores locales, a quienes ofrece asesoramiento técnico y garantiza la compra de la cosecha. La empresa también cuenta con explotaciones propias gestionadas por mano de obra de la zona, fortaleciendo el impacto económico y social en el territorio. Una vez recolectado, se transforma en pellet en el centro de transformación de Damm, situado en las instalaciones de la Cooperativa de Prades, cerrando así el ciclo productivo completo dentro del municipio.
Variedades y valor cervecero
En los campos de Prades se cultivan tres variedades cuidadosamente seleccionadas por su adaptación al clima y su contribución aromática: Nugget, de perfil amargo, y Centennial y Willamette, ambas de carácter aromático. La superficie se reparte de forma equilibrada entre las tres, lo que permite obtener perfiles sensoriales y agronómicos distintivos.
Estas variedades se destinan principalmente a la elaboración de cervezas Damm, con especial protagonismo en Complot IPA, la India Pale Ale de la compañía, reconocida por su sabor intenso y su marcado aroma. Gracias a esta materia prima local, Damm refuerza su apuesta por la cerveza de proximidad, vinculada directamente al territorio.
Agricultura regenerativa frente al cambio climático
El proyecto también representa un laboratorio de prácticas sostenibles frente a los efectos del cambio climático, que impacta de forma directa en la agricultura mediterránea, especialmente a través de las sequías. Para mitigar estos efectos, se han implementado estrategias alineadas con la agricultura regenerativa, con el objetivo de mejorar la salud del suelo, retener agua, reducir insumos externos y fomentar la biodiversidad.
Entre las medidas más destacadas se encuentra el pastoreo dirigido con ovejas, que actúa como un método natural de control de maleza. Las ovejas se alimentan de las hierbas no deseadas sin dañar las plantas de lúpulo, pues solo alcanzan la parte baja de la planta (hasta un metro de altura, de los siete que puede llegar a medir). Esta zona inferior, además, es donde suelen concentrarse los hongos, por lo que el pastoreo contribuye también a prevenir enfermedades de forma ecológica.
Otra práctica destacada es la implantación de coberturas vegetales entre las hileras de cultivo. Estas especies herbáceas protegen el suelo frente a la erosión, mejoran la retención de agua y nutrientes y fomentan una mayor diversidad microbiana. Asimismo, se ha incorporado un plan de fertilización ecológica basado en productos certificados que respetan los ciclos naturales del terreno y aseguran una nutrición equilibrada de las plantas.
Según explica Kevin Tejedera, ingeniero agrónomo y responsable del proyecto y de sostenibilidad en materias primas de Damm, “el cultivo de lúpulo en Prades representa una apuesta firme por la innovación en origen y por un modelo agrícola arraigado al territorio. Más allá de garantizar una materia prima de calidad, hemos conseguido generar valor local e impulsar prácticas agronómicas sostenibles que aseguren la viabilidad del cultivo a largo plazo”.
Un motor para la economía local
Más allá del aspecto agrícola, el proyecto de Prades se ha convertido en un motor económico y social para el municipio. Actualmente, da empleo a más de 25 personas cada año a lo largo de todo el proceso productivo, desde la plantación hasta la transformación del lúpulo. Esta actividad ha permitido diversificar la economía rural, ofreciendo una alternativa de cultivo con valor añadido y fomentando el relevo generacional en el campo.
El proceso de transformación, que incluye el secado y el peletizado, se realiza íntegramente en la localidad, en el centro de Damm ubicado dentro de la Cooperativa Agrícola. Esto garantiza no solo la trazabilidad completa del producto, sino también la preservación de su calidad y frescura.
Cada etapa del proceso cuenta con la supervisión técnica del equipo de Damm, lo que asegura un estándar de calidad constante y refuerza el carácter local del proyecto. Así, el lúpulo mediterráneo de Prades se ha convertido en un símbolo de innovación rural, que combina tecnología, sostenibilidad y compromiso social en un mismo modelo de producción.
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