Un latido bajo África y la posible formación de un nuevo océano

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18/07/2025 - 16:00
Flujos de lava activos saliendo del volcán Erta Ale en Afar (Etiopía)

Lectura fácil

Un equipo internacional de científicos, liderado por la Universidad de Southampton (Reino Unido), ha confirmado lo que muchos geólogos sospechaban desde hace décadas: bajo la región de Afar, en el noreste de África, late una gigantesca columna de roca caliente procedente del manto profundo. Este descubrimiento, publicado en la revista Nature Geoscience, sugiere que el continente africano podría estar iniciando un proceso de fragmentación que, con el tiempo, abrirá paso a un nuevo océano.

La investigación no solo revela la presencia de esta masa candente, sino que describe su comportamiento: el manto se mueve en oleadas rítmicas, como pulsos que ascienden lentamente desde las entrañas de la Tierra. Un fenómeno que, aunque imperceptible para el ser humano, tiene consecuencias geológicas de enorme magnitud, tales como la formación de un nuevo océano.

Afar: la triple unión que abre una ventana al interior de la Tierra y a un posible nuevo océano

El punto focal de este estudio y dónde puede surgir el nuevo océano es la depresión de Afar, en Etiopía, uno de los pocos lugares del planeta donde convergen tres sistemas de rift: el del Mar Rojo, el Golfo de Adén y el Rift etíope. Esta zona, conocida por sus paisajes volcánicos y actividad sísmica, es en realidad una cicatriz activa en la corteza terrestre que se ensancha lentamente.

Durante millones de años, las placas tectónicas que conforman la superficie del planeta se han desplazado sobre un manto parcialmente fundido. En Afar, estas placas se estiran y adelgazan hasta fracturarse, como plastilina sometida a tensión. Cuando eso ocurre, se forman grietas que, con el tiempo, pueden convertirse en el lecho de un nuevo océano. Este proceso, aunque extremadamente lento, marca el inicio de una transformación continental irreversible.

Un manto que late y se fragmenta como un código de barras

Para llegar a estas conclusiones, los investigadores recolectaron más de 130 muestras de rocas volcánicas en Afar y en el Rift principal etíope. A partir de estas, realizaron análisis geoquímicos y aplicaron modelos estadísticos avanzados para reconstruir la estructura del manto y la corteza.

Los resultados son fascinantes: bajo Afar se alza una sola columna asimétrica de manto caliente, que presenta bandas químicas repetitivas a lo largo del rift, como si fueran códigos de barras grabados en la roca. Estas “rayas” indican pulsaciones en la columna, semejantes a los latidos de un corazón. Según Tom Gernon, profesor de Ciencias de la Tierra en Southampton, la forma en que se propagan estos pulsos depende de factores como el grosor de la corteza y la velocidad de separación de las placas. En rifts que se expanden rápido, como el del Mar Rojo, los pulsos fluyen con mayor eficiencia, comparables a la sangre en una arteria estrecha.

Implicaciones para el futuro: vulcanismo, terremotos y un nuevo mar

Este hallazgo no es solo una curiosidad científica. Comprender cómo interactúan las columnas del manto con las placas tectónicas es clave para anticipar fenómenos como erupciones volcánicas, terremotos y la formación de nuevas cuencas oceánicas. Según Derek Keir, coautor del estudio, “la evolución de estas surgencias está íntimamente ligada al movimiento de las placas que las cubren”, lo que significa que los procesos en las profundidades influyen directamente en la superficie terrestre.

¿Significa esto que África se partirá en dos pronto? No exactamente. Estamos hablando de un proceso que tomará entre 5 y 10 millones de años. Sin embargo, las señales son claras: la fractura ya ha comenzado. Cuando la grieta se complete, el agua del océano Índico inundará la depresión de Afar, dando lugar a un nuevo océano.

Un recordatorio de que la Tierra está viva

El descubrimiento de estas pulsaciones en el manto no solo responde preguntas antiguas, sino que plantea nuevas incógnitas sobre la dinámica interna de nuestro planeta.

La posibilidad de que surja un nuevo océano y cada “latido” bajo Afar es una muestra de que la Tierra está en constante cambio, aunque lo haga a un ritmo que escapa a nuestra percepción diaria.

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