¿Qué debemos hacer para mejorar la salud de todos después del COVID-19?

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10/04/2021 - 11:30
OMS/P. Phutpheng Personal técnico de laboratorio en un centro sanitario de Bangkok, en Tailandia.

Lectura fácil

La pandemia del coronavirus no ha hecho más que agravar las desigualdades en el ámbito de la salud y el bienestar en muchas naciones y entre países. De este modo, la ONU ha alertado de que los llamados pasaportes de vacunación pueden aislar a los países y discriminar a muchas personas.

Ante esta complicada situación, que afecta especialmente a los grupos que se enfrentan a la discriminación, la pobreza, la exclusión social y las condiciones adversas de vida y de trabajo, la Organización ha formulado cinco llamamientos para actuar urgentemente con el fin de mejorar la salud de todas las personas.

Hay que eliminar los obstáculos a la adquisición, fabricación y distribución de las vacunas

“Al ritmo actual, simplemente no hay suficiente oferta de vacunas para satisfacer la demanda. Y la oferta disponible está concentrada en manos de muy pocos”, ha indicado la directora ejecutiva de Unicef y añadió que “algunos países han contratado suficientes dosis para vacunar a su población varias veces, mientras que otros países aún no han recibido ni siquiera la primera dosis. Esto es una amenaza para todos. El virus y sus mutaciones ganarán”.

Para cambiar el rumbo de esta situación instó a los gobiernos, empresas y colaboradores a emprender tres medidas urgentes.

Estos son los consejos de la ONU que debemos seguir para mejorar la salud de todos después del COVID-19

Debemos hacer todo lo necesario para evitar la transmisión del virus y que la propagación de la enfermedad no se reactive. En estos momentos, la medida más importante de prevención es mantener la distancia social y utilizar mascarilla en todos los espacios públicos con independencia del mantenimiento de la distancia física interpersonal de seguridad

Acelerar el acceso equitativo a la tecnología relacionada con la COVID-19 entre países y en cada uno de ellos

El organismo destaca que, tras el rápido desarrollo y aprobación de las vacunas contra la enfermedadel siguiente desafío es garantizar su acceso a todas las personas que las necesitan.

Para lograrlo destaca como “fundamental” el apoyo al mecanismo COVAX, la iniciativa global en la que participa la ONU y que trabaja con los gobiernos y las empresas farmacéuticas para garantizar que las vacunas contra el COVID-19 estén disponibles en todo el mundo, tanto para los países de ingresos altos como para los de ingresos bajos, que espera llegar durante los próximos días a cien países y economías.

Mayor inversión en Atención Primaria

Al menos la mitad de la población mundial sigue sin acceso a los servicios sanitarios esenciales; más de 800 millones de personas gastan al menos el 10 % de sus ingresos familiares en atención sanitaria, y esos gastos conducen a la pobreza a casi 100 millones de personas cada año.

A medida que los países avanzan en el combate al coronavirus, será vital evitar recortes en el gasto público en salud y otros sectores sociales.

En cambio, los gobiernos deberían cumplir el objetivo recomendado por la Organización de gastar un 1 % adicional del PIB en Atención Primaria.

Priorizar la salud y la protección social

En muchos países, el COVID-19 ha causado graves repercusiones socioeconómicas superiores al impacto del virus en la salud pública, tales como la pérdida de puestos de trabajo, el aumento de la pobreza, problemas educativos y dificultades en la alimentación.

Algunos países ya han puesto en marcha planes de protección social para mitigar estos efectos negativos y han iniciado un diálogo sobre cómo seguir prestando apoyo a las comunidades y las personas en el futuro.

Construir comunidades seguras, sanas e inclusivas

La Organización destaca como elementos clave para todo el mundo el acceso a una vivienda saludable, en barrios seguros, con servicios educativos y recreativos adecuados, pero recuerda que el 80 % de la población mundial vive en condiciones de extrema pobreza se encuentra en zonas rurales.

Actualmente, 8 de cada 10 personas que carecen de servicios básicos de agua potable viven en zonas rurales, al igual que 7 de cada 10 personas que carecen de servicios básicos de saneamiento.

Por ello, es importante intensificar los esfuerzos para que las comunidades rurales dispongan de servicios sanitarios y otros servicios sociales básicos (incluidos el agua y el saneamiento), junto a una urgente mayor inversión económica en medios de vida sostenibles y un mejor acceso a las tecnologías digitales.

Potenciar los sistemas de datos y la información sanitaria

Disponer de un mayor número de datos actualizados y de calidad clasificados por sexo, riqueza, educación, etnia, raza, género y lugar de residencia es clave para averiguar dónde existen desigualdades y abordarlas.

El seguimiento de las desigualdades en materia de salud debería formar parte de todos los sistemas nacionales de información sanitaria.

"Ahora es el momento de invertir en salud como un motor para el desarrollo", afirmó Tedros. "No tenemos que elegir entre mejorar la salud pública, construir sociedades sostenibles, garantizar la seguridad alimentaria y una nutrición adecuada, hacer frente al cambio climático y tener economías locales prósperas. Todos estos objetivos vitales van de la mano".

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